lunes, 24 de diciembre de 2012

EL PESEBRE DE BELÉN

por ralero

 
Yósef se quedó pensativo pero al día siguiente puso manos a la obra e inició lo necesario para desposar a Mariam. Sin embargo tras el desposorio y algunos meses después de haberse instalado en casa, salió a la luz un edicto de Caesar Augustus en el cual ordenaba a todas las personas bajo el dominio del imperio romano ir a empadronarse a su ciudad de origen. Yósef debía de partir con su esposa, ya encinta, y regresar a Bet léem lugar donde nació.
 
Para llevar a efecto el viaje Yósef reparó algunas mesas y bancas del comedor de un patricio romano de Natzeret, quien en pago le dio un burro y la oportunidad de surtir comida de sus tierras para aprovisionar el viaje. Sería un largo recorrido, habría que caminar los más de 150 km que había entre ambos pueblos.
 
Los recién esposos iniciaron su viaje por las tierras de Israel, ahora bajo el gobierno de Roma. En el viaje vieron a muchos otros peregrinos que iban a sus ciudades de origen para cumplir con el edicto. Fue un poco como recordar aquel éxodo que sus ancestros hicieron al liberarse de la esclavitud de Egipto. Aunque ahora, era otro el yugo que se cernía sobre su cuello, el pueblo de Israel no dejaba de clamar por el mesías anunciado por los profetas y que los liberaría de la esclavitud.
 
Tras cinco días de camino, pasaban ya por la ciudad de Yerushalayim, la gran capital y tras recorrer 9 km al sur de ésta empezaron a ver las montañas de Judea y los pequeños valles que se extendían entre ellas, planicies que servían, sobre todo, para el pastoreo.
 
Yósef, recordó entonces su infancia en aquella ciudad. Recordó a Jacob, su padre, y a su madre Abdit; le vino también a la memoria su abuelo Matán, gran ejemplo en su niñez del temor a Dios, de quien aprendió que el silencio, la justicia y, sobre todo, la misericordia eran agradables a los ojos de YHWH
 
De su abuelo, Yósef también aprendió a detallar la madera para ornamentar los diferentes muebles y utensilios ya que desde pequeño había aprendido que no era del agrado de YHWH la reproducción de imágenes, pues el ser humano, por su naturaleza, tendía a sobre valorarlas e incluso adorarlas en lugar de su Dios.
 
Recordó entonces cuando acompañado de su abuelo, recorrieron el pueblo rumbo a las afueras para vender la primera pieza que fabricó: un pequeño pesebre de madera que uno de los vecinos le encargó para que las crías de las ovejas al llegar su destete, tuvieran un lugar donde comer.
 
Aquel día encontraron al pastor sentado a la puerta de su casa, sentado con la cabeza entre sus brazos y lamentándose. Unos bandidos habían saqueado su casa y sus establos llevándose el poco dinero que tenía y algunas de las más grandes ovejas y corderos.
 
Yósef se entristeció un poco pues en esas circunstancias difícilmente realizaría la venta, pero más le preocupó la situación en que había quedado el pastor, sobre todo, porque la familia que tenía que mantener.
 
El aprendiz de carpintero miró a su abuelo como buscando consejo y éste le dijo: “Haz lo que te dicte el corazón, hijo…”
 
El pequeño Yósef, se acuclilló junto al pastor y dándole unas palmaditas en el hombro le dijo que no se preocupara. Le iba a dejar el pesebre para que las pequeñas crías pudieran comer, si había oportunidad, posteriormente le podría recompensar con algo, pero por lo pronto él le hacía este regalo. El viejo Matán sonrió con satisfacción por la sabia decisión que había tomado su nieto. “Que YHWH te recompense al ciento por uno…” le dijo el pastor dándole un abrazo al joven carpintero.
 
La ciudad de David, aunque pequeña, estaba llena de algarabía y visitantes, las posadas estaban ocupadas en su máxima capacidad y muchos de los peregrinos se estaban estableciendo incluso en plazas y caminos.
 
Yósef y Mariam llegaron a la incipiente ciudad y se avocaron a buscar hospedaje, pero ni con los familiares de él ni en las diferentes posadas pudieron encontrar albergue donde pudiera llevarse a cabo el nacimiento de su hijo.
 
Sin embargo, unos segundos después de que el dueño de la última posada cerrara la puerta, ésta se abrió y sigilosamente salió un pequeño niño. Abiel, que así se llamaba, les ofreció un pequeño portal que estaba hacia las afueras del caserío, que servía de resguardo a un viejo buey y como almacenamiento de pacas de lana que trasquilaban de las ovejas, cuyo único mobiliario era un pequeño pesebre de madera donde le echaban la comida al vacuno.
 
La pareja agradeció al niño por su ofrecimiento y se dirigió al portal.
 
Llegaron al lugar y el carpintero lo acondicionó preparando unas colchas donde él y su esposa pudieran acostarse a descansar, después ató  al burro cerca de un pesebre que allí había el cual limpió y acomodó para usarlo de cuna para el bebé que, por lo que decía su esposa, pronto nacería.
 
Cuando estaba limpiando el pesebre, al retirar la paja alcanzó a ver en una de las patas, una inscripción conocida: “YbJ”. “Yósef ben Jacob”, era la firma que él imprimía a sus trabajos, se hizo un poco hacia atrás y observó detenidamente el pesebre, entonces lo reconoció: ese pesebre fue el primer mueble que fabricó siendo aprendiz de carpintero, el que había regalado a aquel pastor que en aquellos días había sido víctima de unos bandidos…
 
Entonces pensó: “sí que YHWH me ha recompensado al ciento por uno…” y, mientras rodaba sobre su mejilla una pequeña lágrima, continuó con los preparativos para el nacimiento del niño…

 

FIN

Esperando que esta Navidad seamos cada uno un pesebre digno
deseamos que el Niño Dios nazca en el corazón de cada quien
derramando bendiciones sobres sus familias
y hacemos votos para que el próximo año esté lleno de éxitos
con cariño

Gaby, Fer, Sebastián y Rafael
The Valero Torres Family Team

domingo, 9 de diciembre de 2012

HEMOS PERDIDO EL CONTROL

por ralero


Somos una familia común y corriente. Más común que corriente, tratando de permanecer en el apretado estrato social de la clase media en una sociedad inserta en una ciudad que ya conocemos y cuya descripción y análisis no es el tema del presente.

Como toda familia de nuestro ámbito estamos influenciados por el entorno social, económico, tecnológico y cultural de nuestra época y tal influencia llegó a su límite hace algunos días cuando en la familia perdimos el control.

No nos habíamos dado cuenta de lo que estábamos perdiendo quizá porque al estar todos absortos con los roles y tareas de cada uno nos pasó desapercibido. Llegué a pensar en algún momento que había sido yo el responsable por dejar el mando a la deriva, pero los hechos apuntaban a que había sido mi hijo el responsable.

Las cosas llegaron a su grado máximo una tarde entre semana en que llegamos a casa después de escuela y trabajos y nos sentamos a la mesa a comer.

Tras una breve discusión y un pequeño intercambio de acusaciones coincidimos en el hecho en que mi hijo había sido el responsable y, no sé si me excedí, en vista de que no hacía nada para remediar la situación le prohibí el uso de la tele y de la computadora.

Después de comer, los niños se dedicaron a realizar su tarea escolar y yo me quedé en casa trabajando con la computadora en un reporte mensual que debía entregar.

Mi hijo hacía sus deberes escolares en la sala, sentado en el sillón de dos plazas. Después de un rato dejó su cuaderno en el descansa brazos del sofá y el lápiz sobre el cuaderno y subió a la segunda planta.

Sin quitar la vista de mi computadora, escuché el ruido del golpe de la libreta y el lápiz que se cayeron del sillón; sin inmutarme, pude ver por el rabillo del mi ojo izquierdo los útiles tirados en el piso.

Llegó mi hijo y, al no ver su libreta en el sofá, caminó alrededor de éste hasta que la descubrió en el piso y la recogió; sin embargo, el lápiz no estaba. Se tiro de cara al piso y buscó su lápiz por debajo de los sillones, encontrándolo debajo del de tres plazas.

“Papá” gritó de pronto “¡mira…!” me dijo con voz triunfante. Giré mi cabeza hacia la izquierda, en dirección a él y lo vi hincado en el piso, con su rostro feliz, con su brazo izquierdo apoyado en el love seat y con su mano derecha en alto sosteniendo el control remoto de la TV que habíamos perdido.

El resto de la tarde, al terminar la tarea y mientras yo seguía trabajando, los niños se dedicaron a ver a algunos programas en el televisor.

Por fin, la familia había recuperado el control que habíamos perdido.

domingo, 2 de diciembre de 2012

NOVENTA

por ralero



 
 

NOVENTA

por ralero
 
Hoy que serían noventa
y aunque no existen los hubiera
no dejo de seguir la cuenta
de lo que pudo ser tu existencia
 
Ejemplo de hombre cabal
de hijo, hermano y amigo,
de marido casi ideal,
de un gran padre conmigo.
 
Curiosa es la vida a veces,
se extraña lo conocido
pero no cuando se le tiene
sino cuando ha partido.
 
Y han pasado días y años
aumentando siempre la cuenta
y faltan para otro aniversario
cuarenta y uno para los cuarenta
 
El legado que dejaste:
verdad, lucha, comprensión
valores tan importantes
que llevamos mis hermanos y yo.
 
Dejaste también una mujer,
adorada y valiente esposa,
que nos ayudó a crecer
en esta vida azarosa.
 
 
Aunque te fuiste hace tanto
no dejas de estar conmigo
y, a veces, menos te extraño
cuando miro a mi hijo…
 
 
Después de esa noche de enero,
tengo fe, por el Señor nuestro,
que Un día nos abrazaremos
padre nuestro, que estás en los cielos...
Diciembre 2 de 2012,
en el 90 aniversario del natalicio de
Rafael Valero Domínguez


sábado, 24 de noviembre de 2012

LA AMANTE IMPERFECTA

por ralero

 

Mi mujer cree tengo una amante.

Una amante…

Solo porque alguna vez, quizá más de una, me ha sorprendido posando mi mirada en ella; tal vez porque dos o tres veces, o a lo mejor más, me ha visto con ella en la cama; probablemente porque casi todas las noches, pero no todas, ha visto mis dedos posados en ella, mis dedos que viven en el exilio cuando no están en el cuerpo de mi mujer.

La “puta dora.com”, podría llamarle, si acaso existiera.

Se equivoca.

Lo que mi adorada esposa no sabe, es que son las benditas mentiras las que me alejan de ella, son ellas quienes me obligan a pasar en vela cada noche, quienes me roban el sueño, quienes se agrupan en mi cabeza, haciendo fila, para que mis manos las escriban.

Son ellas, que no mentiras piadosas, quienes me roban la mirada, quienes asaltan nuestra cama, quienes atan mis manos y mis dedos para que las tome, las haga mías y las plasme en un archivo electrónico como el que ahora estás leyendo.

Rolas, cantos, ripios, poemas, cuentos y recuentos bullen y rebullen en algún lóbulo de mi cerebro, cargados hacia el hemisferio derecho con actividades de izquierda. Y, a veces, no me dejan dormir…

Entiendo a Leonardo, comprendo a Cervantes, compadezco a Allan Poe es una locura crear en un mundo de cuerdos.

lunes, 19 de noviembre de 2012

EL ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA

por ralero

 

Sigo teniendo mis reservas para con esta fiesta nacional. Pienso que el 20 de noviembre, no se debería celebrar aniversario alguno de la llamada Revolución Mexicana.
 
El 20 de noviembre se debe celebrar, si acaso, el centenario del Plan de San Luis Potosí y recordar a su promotor, Madero, quien impulsó a un país dormido a luchar por un derecho que le pertenece y que había ganado setenta y nueve años atrás con la independencia: ser gobernados por personas del mismo país elegidos por sus habitantes.
 
En 1910 Francisco Ygnacio Madero González fue elegido por el Partido Nacional Anti-reeleccionista como candidato a la presidencia para contender contra Porfirio Díaz, sin embargo fue arrestado por proteger a uno de sus oradores de campaña acusado de incitar a la sedición. Se dieron las elecciones las cuales fueron ganadas por Porfirio Díaz, a pesar de la apelación presentada por Madero, quien había salido bajo fianza. Madero se exilió a  San Antonio, Texas, con sus colaboradores en donde escribió el llamado Plan de San Luis Potosí basado en el principio “Sufragio efectivo, no reelección”, fechado el 5 de octubre de ese año, último día que estuvo en esa ciudad.
 
El escrito era un llamado a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910 a las 6 de la tarde desconociendo la reelección de Díaz, colocándolo a Madero como presidente provisional mientras se convocaba a nuevas elecciones. El plan fue distribuido por todo el país aunque no tuvo el efecto esperado. Salvo la matanza de los hermanos Serdán en Puebla el 8 de noviembre al descubrir el ejército que preparaban la rebelión, el 20 de noviembre hubo trece levantamientos en todo el país. El resto del año se suscitaron otros tantos, motivados principalmente por las promesas de una reforma agraria, cuyos principales protagonistas fueron Pascual Orozco, Pancho Villa y Emiliano Zapata.
 
El 25 de mayo de 1911 Porfirio Díaz renunció a la presidencia, el 31 de ese mes abordó en Veracruz con rumbo a Europa el vapor Ipiranga. Díaz murió en su exilio en Paris, en 1915.
 
En octubre de 1911 se realizaron nuevas elecciones resultando electo como presidente Madero, con el 99% de los votos, y José María Pino Suárez como vicepresidente, iniciando su gestión el 6 de noviembre. Transcurrieron 351 días desde la convocatoria del Plan de San Luis hasta su consumación: que en México hubieran elecciones libres y no más reelección. El plan de San Luis había triunfado. Hasta aquí, todo estaba perfecto y era el punto ideal para terminar con un “y vivieron felices para siempre…”
 
El gobierno de Madero no arrancó de la mejor manera posible, pues algunos líderes de los ejércitos que participaron en el levantamiento convocado por Madero no estaban de acuerdo con el curso de las políticas del nuevo presidente, sobre todo con respecto al campo. Zapata convocó el Plan de Ayala, contra Madero; Pascual Orozco se levantó con el Plan de la Empacadora; Bernardo Reyes se alzó con el Plan de La Soledad.
 
Desde que desarrollé algo de conciencia social (que es poca, pero fue de niño) siempre he pensado que México es una país forjado a base de traiciones. Esto sucede, sobre todo, en la esfera política. Sin embargo, la mayoría de los mexicanos traicionamos al país, nos traicionamos unos a otros y, lo peor, muchos nos traicionamos a nosotros mismos.
 
Pues bien, el gobierno de Madero no duró sino hasta 1913, cuando en el transcurso de la decena trágica, Victoriano Huerta jefe del ejército federal nombrado por Madero tras ser herido Lauro del Villar luchando contra la rebelión de Bernardo Reyes en la que éste resultó muerto, se alió con Félix Díaz, sobrino de don Porfirio y con Henry Lane Wilson embajador de Estados Unidos, traicionando a Madero. El 17 de febrero Aureliano Blanquet, militar siempre fiel a Porfirio Díaz, apresó a Madero junto con Pino Suárez los recluyeron en la Palacio Federal y los obligaron a renunciar a sus cargos.
 
La cámara de Diputados aceptó sus renuncias y asignó a Pedro Lascuráin como presidente del país. Su gobierno duró 45 minutos y su única acción fue nombrar a Victoriano Huerta como Secretario de Gobernación, acto seguido renunció, subiendo al poder de acuerdo a los leyes el general José Victoriano Huerta Márquez, “el usurpador”.
 
El 22 de febrero de 1913 y pese a la promesa de los golpistas de respetar su vida y facilitar su exilio a la isla de Cuba, Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron asesinados a un costado del Palacio de Lecumberri en la Ciudad de México.
 
Ya en el gobierno, Victoriano Huerta se volvió un dictador anulando la democracia y la libertad por medio de la fuerza militar. Huerta recibió el apoyo de los grandes hacendados, altos mandos militares, del clero y de casi todos los gobernadores, a excepción de José María Maytorena, gobernador de Sonora, y de Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila.
 
El 26 de marzo de 1913, Venustiano Carranza promulga el plan de Guadalupe que establecía el desconocimiento de los tres poderes de gobierno, el levantamiento de armas para restablecer el orden constitucional quebrantado por Huerta y nombrando a Carranza jefe el ejército constitucionalista con la facultad de asumir la presidencia para convocar a elecciones libres. Por otro lado, se levantaron de nuevo en armas como aliados de Carranza, pero con las consignas particulares de cada uno, los antiguos ejércitos anti porfiristas: Emiliano Zapata en Morelos; Francisco Villa en Chihuahua; Pablo González en Coahuila; Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles en Sonora.
 
El 14 de julio de 1914 Huerta huyó de la capital y al día siguiente presentó su renuncia ante el Congreso. Se trasladó a La Habana, Cuba, y de ahí a Estados Unidos, donde fue detenido y enviado a la prisión de El Paso, Texas, donde murió en 1916.
 
Entonces la lucha armada se enfocó a ganar la presidencia del país por tres ejércitos: el carrancista, el villista y el zapatista. En diciembre de 1916 Venustiano Carranza se alzó con la victoria del conflicto, convocó a un congreso constituyente en Querétaro, donde surgió la constitución de 1917, convocándose a elecciones las cuales ganó con el 98% de los votos. Carranza empezó su gestión aunque tuvo todavía conflictos con el ejercito villista en el norte y con el zapatista en el sur.
 
Zapata fue asesinado por Jesús María Guajardo el 10 de abril de 1919, recibiendo 50,000 pesos y el nombramiento de general de parte de Carranza por “notables  servicios en el ejercicio de sus funciones militares”. Carranza fue asesinado por Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles el 21 de mayo de 1920 tras haber proclamado el plan de Agua Prieta, debido a que Carranza no los consideró para la sucesión presidencial.
 
Tras la muerte de Carranza, Adolfo de la Huerta fue nombrado por el Congreso de la Unión presidente provisional. Durante su mandato logró que Francisco Villa dejara la vida militar al firmar los Convenios de Sabinas, con lo que se le otorgó el grado de general de división y la hacienda de Canutillo, en Chihuahua, a donde se retiró para dedicarse a labores del campo. En septiembre De la Huerta convocó a elecciones, en las que Álvaro Obregón fue electo para asumir la presidencia el 1 de diciembre de ese año.
 
Obregón y Calles mandaron matar a Pancho Villa el 20 de julio de 1923 por considerarlo riesgoso para sus planes presidenciales. Tras el gobierno de Obregón, Calles fue electo presidente quien emprendió una campaña contra la Iglesia Católica, desarrollándose la guerra cristera.
 
Calles modificó la constitución de manera que Álvaro Obregón puedo ser electo presidente de nuevo, pero no alcanzó a sentarse otra vez en la silla presidencial ya que fue asesinado, según el gobierno, por José de León Toral. Aunque en realidad fue una conspiración entre Calles, el líder sindical Luis N. Morones y algunos fieles y miembros de la Iglesia (en el cuerpo de Obregón se hallaron 13 orificios de entrada y 6 de salida de balas de diferentes calibres, concluyendo que se usaron seis armas diferentes). A la muerte de Obregón, surgió como presidente interino al término de la gestión de Calles y sugerido por él Emilio Portes Gil.
 
Calles fundó entonces el Partido Nacional Revolucionario, por medio del cual se alinearon la mayoría de los grupos políticos del país, El PNR se erigió como el único partido capaz de conducir al país a un estado de bienestar y desarrollo. Sin Álvaro Obregón, quien en vida había sido una figura política y militar de peso; el poder de Calles se agigantó. Dentro del escenario político nacional, no había personaje que estuviera por encima de su autoridad. Comenzaron a llamarlo el «Jefe Máximo de la Revolución». Calles es considerado, por los historiadores, como el “dueño de México” durante los años 1928-1934. A pesar de los presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez.
 
En 1934 Calles postula como candidato a la presidencia al general michoacano Lázaro Cárdenas del Río, pensando que podría controlarlo como lo había hecho con sus predecesores, con el llamado Plan Sexenal. Cárdenas es elegido y Calles le impone gente de su confianza en el gabinete presidencial. La madrugada del 10 de abril de 1936, Cárdenas, acompañado por un cuerpo militar, saca a Calles de su casa en pijama, y lo conduce hasta un avión del Ejército Mexicano que lo llevará hasta California. De esta manera Cárdenas expulsa del país a Calles y pide la renuncia de todos los callistas en su gobierno.
 
 
Cárdenas destacó, entre otras acciones de gobierno, por la reforma agraria y la creación de los "ejidos" en el agro mexicano; por la nacionalización de los recursos del subsuelo, en especial, del petróleo y por haber brindado asilo político a los exiliados españoles durante la guerra civil. Pero el gran acierto de Cárdenas (para él y su partido-gobierno) fue haber consolidado las bases del funcionamiento del Partido Nacional Revolucionario y su proceso evolutivo, mediante la incorporación de las grandes centrales obreras, transformándolo en el Partido de la Revolución Mexicana, antecedente del Partido Revolucionario Institucional, e iniciando otro tipo de dictadura, forma de gobierno que en 1910 la Revolución pretendió derrocar.
 
 
De tal manera que, en realidad, la revolución inició y murió con Madero; todo lo demás fue una lucha de hombres ambiciosos por el poder, en la cual solo murió gente inocente.
 
 
Número de muertos
No se tiene un número exacto de la cantidad de muertos que hubo durante la Revolución Mexicana. La mayoría de las fuentes apuntan que entre un millón y 2 millones de personas murieron durante esta etapa de la historia de México. Estas cifras se basan en los datos proporcionados por los censos realizados en el país en los años de 1910 y 1921. El censo de 1910 arrojó una cantidad de 15.160.369 habitantes, mientras que el de 1921 la cantidad de 14.334.780. Esta diferencia aproximada de 1 millón es la que se ha tomado como la cantidad de muertos ocasionados por el conflicto armado, aunque esa cifra está conformada por la gente que murió en combate, la disminución de la natalidad, la inmigración a países como los Estados Unidos, Guatemala, Cuba y otros de Europa, los muertos a causa de la hambruna, así como los muertos debido a una pandemia desatada en 1918 de gripe española, la cual se asegura llegó a causar la muerte de 450.000 personas. (wikipedia.org)
 
FUENTES:
México acribillado, Francisco Martín Moreno, Alfaguara 2008 

 

miércoles, 14 de noviembre de 2012

UN DIA EN EL IMSS...

DE MAYORES PIEDRAS ME HE LIBRADO
PERO NO ME HAN DOLIDO TANTO...


A Dios gracias y no pasó a mayores, me operaron en el IMSS por unas piedras en la vesícula. El dolor me dio en julio, fui al doctor en agosto, me dieron cita en septiembre, me hicieron pruebas en octubre y me operaron en noviembre. Sin embargo debo decir que, a pesar de sus problemas de suministro e infraestructura, la atención por parte del personal médico y administrativo fue de primera. Agradeciendo a doctores, enfermeras y personal de la institución y a todos los familiares y amigos sus buenos deseos y oraciones, les dejo este pequeño video...
 
Definitivamente es fácil reírse de un problema cuando éste ya pasó, lo dificil es pasarlo...

martes, 6 de noviembre de 2012

VERSOS PRE-OPERATORIOS DE UN MARTES POR LA NOCHE

por ralero
 
A mis cuarenta y ocho años,
Tan poquitos y contando,
El recuento de los daños
Hay que ir evaluando.
 
Bolita operada en la espalda,
Pierna quebrada en los ochenta,
Un absceso en San Antonio
Y varias muelas picadas.
 
Cabe destacar con esto
En 586 meses
En auto algunos accidentes
De los que he salido ileso
 
No se comparan sin embargo
A la pérdida irreparable,
En un viernes de cumpleaños
De la vida de mi padre.
 
Volviendo al tema que concierne
Escribir por este día
Para este próximo viernes
Me han programado cirugía
 
A mis cuarenta y ocho inviernos
Y otras tantas canículas,
Empezó a fallar mi cuerpo
Con problemas de vesícula.
 
Si se puede decir ventaja,
Por la nueva tecnología,
Es que no meterán navaja
Será laparoscopía.
 
Después de tanto ajetreo
A lo largo de este viaje
Se requiere mantenimiento
Para dar más kilometraje
 
A la operada no le temo
Ni a que me vaya a morir
A lo que le tengo miedo
Es que va a ser en el IMSS
 
Ya con esta me despido
En este verso sin esfuerzo
Que no pasa de ser ripio
¡que Dios me agarre confeso…!!!
 


 

 

sábado, 3 de noviembre de 2012

LA CASI TRÁGICA HISTORIA DE ROMY Y JULIO

(una clásica historia con Tigres y Rayados)

por ralero


En la ciudad de Monterrey, famosa por su empuje industrial y comercial, existían dos equipos de futbol cuyas porras habían llegado a ser con el paso de los años acérrimos enemigos, no solo en los estadios también en la vida cotidiana. El ambiente en los trabajos, en las escuelas, en cada colonia era generalmente alegre y fiestero, pero al tocar el tema de futbol la polémica se encendía y terminaba siempre en discusiones entre los dos bandos acerca de los partidos ganados en el torneo, quién llevaba más goles o cual de los equipos era el mejor.
Y no se diga en los días anteriores al Clásico, nombre con el que era conocido el partido en que los dos equipos se enfrentaban, porque las disputas verbales terminaban en apuestas de comidas, cenas, sueldos e incluso hasta cabelleras.
Por la Macroplaza, famosa por ser el sitio de reunión de cuando los equipo locales ganaban el campeonato se toparon precisamente unos días antes del tan esperado juego Sansón y Gregorio, seguidores de los Tigres, y Abraham y Baltasar, aficionados rayados cada uno con la camisa de su equipo bien puesta, literalmente hablando.
Tras unas miradas desafiantes y algunas frases alusivas a la supremacía en el clásico y en la cantidad de campeonatos. A la discusión se unieron dos jóvenes más: Teo de la porra felina y Beny de los albiazules, tratando de enfriar los ánimos; hasta que se vieron envueltos en la confusión llegando a formar parte en la revuelta pero, afortunadamente, la autoridad los detuvo a tiempo antes de que se iniciara una gresca.
El juez dejó ir a todos con la condición de que no hubiera más altercados y que se viviría el clásico pacíficamente. Y tras dos horas de servicio comunitario limpiando los jardines de la Macroplaza, llamaron a sus padres o tutores para que pasaran por ellos.
Beny venía absorto mirando por la ventanilla del copiloto del auto de don Julio, su tío, quien lo venía sermoneando al respecto del enfrentamiento. “Lo bueno es que no andaba Julio contigo…” terminó diciendo. “No tío -comenzó a decir Beny- a Julio no lo calienta ni el sol, anda con el alma en rastras pues no logra que lo pele la Rossy, y ella no lo pela porque es tigrilla…”
Julio González era originario de aquella ciudad, hijo de padres y abuelos regiomontanos y cuya familia era partidaria de los Rayados de Monterrey desde que éste apareció en la primera división en 1945. Don Julio González, el abuelo, dejo de ser seguidor del beisbol para volverse aficionado al juego del balompié y empezar a irle a La Pandilla, nombre con el que también se le conoció al equipo.
Para Don Julio fue muy representativo asistir al primer juego del nuevo equipo en el estadio de beisbol Cuauhtémoc que fue como despedir el deporte que le inculcó su padre viendo coronada su fidelidad 11 años después cuando los Rayados ascendieron a la primera división.
Mientras tanto, Rossy y su prima Romy platicaban sobre la fiesta que preparaban los padres de Romy ese viernes, en vísperas del Clásico. Sería una fiesta de disfraces y había mucha expectación al respecto. Romy era la única hija de Romualdo y Esther, matrimonio originario de San Nicolás de los Garza, N.L. en el área metropolitana de Monterrey.
Romualdo fue el menor de 5 hijos de Antonio y Romita  y heredó su nombre precisamente de su madre y en honor a ella fue quien le puso así a su única hija. Por ser el menor, fue el único que pudo estudiar una carrera apoyado por sus padres y sus hermanos, cursándola en la Universidad Autónoma de Nuevo León, de la cual se hizo seguidor de sus equipos, principalmente de futbol, años después de cuando éstos pasaron de ser los Jabatos a los Tigres del Universitario de Nuevo León.
Llegaron Don Julio y Beny a casa y éste salió a buscar a Julio, hijo, pues sabía dónde encontrarlo. Cuando Julio se ponía triste solía irse al parque balón en mano y usando el marco de los juegos infantiles se ponía a practicar tiros a gol.
“Vamos, Julio, ya supéralo…” le dijo Beny al verlo, “no manches, güey -contestó Julio parando el balón en seco- no es tan fácil”; “pues sí que es fácil -comentó Beny- solo díselo y ya…”; “pero ni hay chance de verla -volvió a decir Julio- siempre anda con su raza de tigrillas…”. ”Pues entonces ya está -arremetió Beny- mañana dan una fiesta en casa de su prima, podemos ir y ahí te buscas la manera de hablar con ella… si no la convences, pues habrá otras chicas más…”
Así quedaron los dos rayados en presentarse en dicha fiesta, buscando encontrarse con la chica en cuestión. Beny se puso de portero y Julio  siguió tirando, ahora entusiasmado con la idea de poder ver a Rossy.
La fiesta había empezado y los invitados participaban de ella gustosos, con algunas mesas al centro con botana y bocadillos, con una consola de karaoke reproduciendo música, los dos rayados se mezclaron entre los tigres al resguardo de sus disfraces.
Estaba Julio buscando a Rossy con la mirada cuando empezó a escucharse en las bocinas del karaoke la introducción musical de una balada con la interpretación de la letra por una voz femenina que a Julio le pareció la de un ángel: “Abrázame y bésame… como si fuera la primera vez…”.
Julio, quedó inmovilizado al escuchar esa voz y volteó lentamente hacia la consola y ahí, como si fuera una aparición celestial, vio a Romy interpretando con sus ojos cerrados la canción, que cambió la melodía a ritmo de una cumbia lenta…
“Yo te tengo que decir, al estar junto a tí, nada me importa ya. Y, qué más vamos hacer, somos tal para cual, nunca he sentido un amor igual” continuó Julio cantando tomando el otro micrófono de la consola y completando el dúo que en versión original tiene la canción.

Terminando la interpretación cortésmente Julio la invitó a una bebida y tomaron asiento, sin saber Julio que hablaba con la anfitriona de la casa. Los dos pasaron una muy agradable velada.
 
A estas alturas Julio ya ni se acordaba de Rossy. 
Al término de la fiesta y ya sin disfraz de por medio, Julio resguardado por la penumbra se coló por una de las bardas y antes de llegar a la terraza de la recamara de Romy, alcanzo a ver la silueta de ella a contra luz de la luna.
Romy, recargada en el barandal miraba a la luna mientras le platicaba al astro el desconsuelo que sentía pues acababa de conocer al joven que al fin le había llenado el ojo, aunque la había destanteado un poco al empezar a cantar con ella, el cantar juntos y platicar toda la noche con él y bailar algunas canciones le había hecho olvidar al pretendiente que le habían presentado sus padres.
Al escuchar Julio que era del agrado de Romy, salió de su escondite:
"que ingrata eres" le dijo Julio “eso de salir y opacar a la luna, no es de amigas y menos si es tu confidente".
"Pero tampoco es de amigos escuchar conversaciones ajenas" le dijo Romy;
"pero vale la pena perder a una amiga, si ganas un amor" le dijo Julio acercándose peligrosamente... "pero una amiga..." empezaba a decir Romy cuando sus palabras fueron interrumpidas por los labios de Julio que se posaron en los de ella.
Cuando separaron sus labios y se miraron uno al otro el rostro enamorado de Romy se transformó en un gesto de incredulidad y exclamó: “¡eres rayado...?!”, al ver al muchacho sin disfraz y con una camiseta a rayas azules y blancas; "Si Romy" empezó a decir Julio "pero...". "No hay pero que valga" dijo Romy "tu sabias que yo era Tigre, como fuiste capaz..."
"¡Qué pasa Romy!" gritó don Romualdo con más susto que interrogación interrumpiendo la conversación de los muchachos "¿estás bien?" preguntó su primo mientras ambos trataban de abrir la puerta de la recámara de la muchacha.
Julio calló el reclamó de su amada con otro beso y saltó por encima del barandal, dejando a Romy justo a tiempo para que se hiciera cargo de la situación.
Los tórtolos siguieron viéndose a escondidas los siguientes días antes del clásico, aunque sus compañeros de porra ya empezaban a sospechar y comenzaban a cuestionarles a cada uno. Las cosas estaban poniéndose cada vez peor entre las fanaticadas.
Al enterarse de la relación, las familias de cada uno les impusieron castigos y le restringieron celulares y computadores a fin de que no se comunicaran, pero ellos siempre buscaban la manera de hablarse o encontrarse.
Cayendo un poco en la desesperación fueron en busca de consejo con el padre Lorenzo, amigo de Julio. El padre los apoyó en su relación y los exhortó a luchar por ella, pero tratando de no lastimar a sus padres o afectar a sus compañeros, "de hecho" les dijo el padre "esta unión puede ayudar a la conciliación de las familias y de las porras".

"A lo mejor" dijo finalmente el sacerdote “conviene meterles un susto, para que vean hasta dónde puede llegar su rivalidad..."
Los novios se pusieron de acuerdo con el padre y escribieron unas cartas de despedida fingiendo que, si no podían vivir su amor, no querían esa vida. Las cartas fueron dejadas en sus casas y con los capitanes de las porras y en ellas citaban al padre Lorenzo con quien habían tratado de salir adelante sin éxito, al no poder convencer a sus familias ni a las porras de aceptar su relación.
 
Los padres preocupados tras leer las cartas corrieron a ver a las porras, y hablaron con ellos percatándose de las otras cartas; porras y familiares fueron a buscar al padre quien los condujo al lugar donde tenían sus citas clandestinas.
 
Llegaron todos al lugar y solo encontraron una playera de rayados junto a una de tigres, ambas rasgadas y manchadas de sangre, pero sin rastro de los muchachos. Rápidamente se distribuyeron para buscarlos en las cruces y en los hospitales, pero no los encontraron...
El día del clásico se guardó un minuto de silencio por la pareja y a pesar de la algarabía de lo que implicaba siempre ese partido, se vivió con cierto dejo de tristeza...
Un mes después, el estadio estaba a reventar, los equipos habían saltado ya a la cancha y los aficionados gritaban porras y consignas a su favorito. El árbitro principal tomo su posición y tomando una gran bocanada de aire gritó: "¡playboooool...!!!" Mientras que un muchacho y su novia con vistosas camisetas del equipo local, Sultanes de Monterrey, después un apasionado beso se unían al grito de la porra: "¡Sultanes, Sultanes, ra, ra, ra...!!! 


FIN