por ralero
Este domingo me desperté lo
suficientemente temprano para ir a misa de 11:15 en la capilla de San José de
la Flores, cercana a mi casa, (que en
realidad es la casa de mi adorada esposa).
Llegamos tarde porque
precisamente ese domingo cambiaron la
hora para las 11:00 y como teníamos un mes de no asistir a misa ahí no
supimos hasta que llegamos. Supongo yo que ya hay más sacerdotes en la
parroquia y acomodaron la misa a una hora puntual (no sé cómo se dice). El coro estuvo más afinado, sobre todo porque
ahora es el de jóvenes, o a lo mejor es el de niños pero lo dirige el joven que
estuvo promocionando el coro de jóvenes para la misa de domingo a las 7:00 pm. Antes
cantaba el coro de adultos…
Las lecturas hablaron sobre
el pan bajado del cielo: el maná en el Antiguo Testamento y Jesús en el Nuevo. La
homilía del padre estuvo amena haciendo la comparación con la preparación del
cristiano con la preparación del deportista de los juegos olímpicos.
En el regreso traje en mi
mente durante todo el camino (bueno, en
realidad 3 cuadras) la rola de: “Este si es el pan que bajó del cielo…”.
Llegamos a casa y encendí la tele para ver (o más bien escuchar) los juegos
olímpicos mientras preparábamos de almorzar. Terminamos de almorzar y, mientras
mi adorada esposa se dispuso a forrar libros y libretas de los niños para la
escuela, encendí la compu para trabajar en algunos escritos y videos que tengo
pendientes de terminar.
Como es mi costumbre, revisé
mi correo y el facebook para ver si tenía publicaciones y leí los encabezados
de las principales noticias en la red…
Fue entonces cuando me
enteré.
Chabela Vargas había
fallecido ese día por la mañana. Como suele ocurrir con este tipo de noticias,
subí a la recámara a ver a la forra de mi mujer quien se hallaba forrando
libros. Me senté a su lado y con un dejo de tristeza le comuniqué la noticia:
“Murió Chabela Vargas…”
Me miró con todo el amor de que es capaz, y que es
mucho, y puso una cara de ternura al adivinar en mi ojos una leve humedad que a
fuerza de mucho trabajo interno y personal no permití que saliera a la luz.
“¿Estás llorando?” me preguntó, “claro que no” le dije… dirigiendo la mirada
hacia otro lado y ella, enfocándose de nuevo a las libretas dijo: “es que ya
estaba muy grande y aparte, como se le ocurre viajar estando enferma…” Hace
algunos días habían dado la noticia de que estaba grave y lo habíamos estado comentando.
Y sí. Chavela acababa de dar un concierto el 10 de
julio en España para presentar el disco “Luna Grande” con poemas de García
Lorca; había volado de México a Madrid exclusivamente para dar ese concierto.
Dos días después fue hospitalizada allá por un cuadro severo de fatiga, pero no
quiso quedarse e insistió en volver a México regresando el 26 de ese mes.
El 30 de julio fue internada en un hospital de Cuernavaca, con
problemas crónicos en corazón, pulmones y riñones; no quiso ser entubada ya que
ella quería tener una muerte natural, ya que como era una chamana, eso podría
impedir la transición. Cuando se le
preguntó que si se arrepentía de haber hecho ese viaje respondió: "Yo sabía
perfectamente bien cuáles eran los costos, y claro que valió la pena. Le dije
adiós a Federico, les dije adiós a mis amigos y le dije adiós a España. Y ahora
vengo a morir a mi país."
Yo, a Chavela, sólo la conocía de oídas y por
referencia de José Alfredo, ya que en algunos de mis escritos investigué algo
respecto al guanajuatense. Me gustan mucho las canciones de José Alfredo pero
más que con mariachi, me gustan con arreglos interpretadas sólo con guitarra o
piano. La que más me gusta es la de “Amanecí en tus brazos”. De hecho me gusta
cantarla aunque siempre lo hago a solas
y generalmente a capela.
A Chavela la (re)descubrí
por Joaquín Sabina.
En 1994 Sabina sacó el disco “Esta boca es mía”. El
disco me gustó mucho pero, paradójicamente, la rola que menos me agradó y que
incluso no incluí en la grabación del casete correspondiente para traer en el
carro fue la de “Por el boulevar de los sueños rotos”.
Aunque la rola era una balada rítmica, que es el
género que más me gusta del cantautor, no me llamaba mucho la atención la
letra, que estaba dedicada completamente a Chavela: “En el bulevar de los
sueños rotos vive una dama de poncho rojo, pelo de plata y carne morena”. Creo
que es una composición bien lograda en la que describe muy bien a la Vargas,
pero siento que carece mucho de la riqueza literaria y lingüística que
caracterizan las letras sabinianas.
No fue sino hasta 1999 cuando Sabina sacó el disco “19
días y 500 noches” en el que canta a dúo con la Vargas: “Noches de boda”, que
para mi gusto es una de las mejores del disco y cuya letra encierra una serie
de frases y verdades de la vida ó de lo que debiera ser ésta, en que dediqué
mayor atención a Chavela. La interpretación me gusta mucho, combinándose de una
manera en la que se logran acomodar y armonizar dos voces que, en realidad, dejan
mucho qué desear pero que son el sello personal de cada uno.
A partir de allí, escuché más a Chavela Vargas
descubriendo la riqueza de su modo de interpretar la canción ranchera y el
bolero.
Hace algunas semanas, el sábado 7 de julio próximo
pasado para ser exactos, en aras del esparcimiento y recreación personal, me
dediqué a buscar en You Tube las mejores rolas (bueno, en realidad las rolas que más me gustan) y en un afán de
contaminar de buena música las iba compartiendo en facebook mientras las
escuchaba. Entre ellas desfilaron: “Es por ti”, de cómplices; “Andar, andar”,
“Dónde estés” y “Talismán” de Mocedades; “Una de piratas” de Serrat, “A la
sombra de un león” de Sabina; “Todo es mentira” de Aute. Y entre una página y
otra me topé con un concierto de Chavela Vargas, Víctor Manuel y Sabina
realizado en los madrides intitulado: “Homenaje a José Alfredo”.
Sobra decir que dejé de publicar en facebook y me
dediqué a disfrutar del mencionado concierto.
No me considero un fan de hueso colorado de la Vargas,
pero me duele su partida.
Debo decir que nadie canta como ella las canciones,
sobre todo, las de José Alfredo, aunque más que una voz, Chabela es un
sentimiento.
“¡Vámonos donde nadie nos juzgue, donde nadie nos diga
que hacemos mal; vámonos, alejados del mundo donde no haya justicia, ni leyes
ni nada no´mas nuestro amor…!!!” (Vámonos, José Alfredo Jiménez)
Descanse en paz, Chavela Vargas…