¡SORPRESA…!
Gritaron al unísono todos los reunidos en la nube 214, María se giró y
con un tono de falso enfado le dijo: “¡pero Toño, quedamos que íbamos primero a
darle gracias a Dios…!!!”
“Estas son la mañanitas que cantaba un servidor…” Empezó a entonar David
acompañado de su cítara y un pequeño coro de ángeles mientras que los invitados
se acercaban a la cumpleañera para felicitarla…
“¡Muchas felicidades, mamá!”, se acercó diciendo Juan con sus alas
recogidas a la espalda y sus inconfundibles lentes de estructura negra. “Feliz
cumpleaños, mamá!” le dijo Pepe dándole un abrazo, “toma te traje un regalito”
y le entregó una bola de beisbol de nube compacta “está autografiada por Baby
Ruth en persona…”
“¡Felicidades, Doña María!” le dijo su yerno Rafael dándole un pequeño
abrazo y entregándole un pergamino, “es un pequeño poema de cumpleaños” le
dijo. “¡Feliz cumpleaños a la suegra” dijo entonces Mundo quien, agachándose un
poco, le dio un abrazo.
“¡Felicidades, doña María!” se acercó diciendo Martha para luego darle
un abrazo y un beso. “¡Felicidades, suegra!” le dijo sonriente Miguel acercándose con su
camiseta azul y amarillo y dándole un beso y un abrazo.
“¡Felicidades, abuelita Mary…” dijo entonces Mario y, desplegando unas
hermosas alas blancas, dio un pequeño salto y abrazó a María, “ten tu regalo” continuó
diciendo mientras le obsequiaba un lindo corazón blanquecino de nimbostratos. “Gracias,
hijito…” le dijo María y le dio un beso al pequeño angelito.
Se acercaron también para saludarle vecinos de Tepeyac y amistades de
toda la vida, de “la otra vida”. Entonces Toño aclarando su garganta, llamó la
atención de todos y dijo dirigiéndose a María:
“Mary, éste es mi regalo, te lo escribí ya una vez pero hoy te lo digo
frente a frente, para que mi voz se quede en tus oídos y en tu corazón por
siempre:
y te deje sola,
sin esperanzas de volver
para adorarte.
Por eso quiero estar yo junto a ti
para besarte,
y no llorar después
mi desventura.
Quisiera que vivas para mí
eternamente,
llevarme la ilusión
que fuiste mía.
Por eso yo te amo a ti
adorada mía,
porque quiero que vivas
para mi eternamente…””
Todos aplaudieron al enamorado poeta, entonces Toño se acercó a María y se tomaron las manos, cerrando sus ojos dieron gracias a Dios y levantaron su vuelo, mientras familia y amistades se quedaron partiendo un pastel de cumulonimbos y Toño le repetía en voz baja: “…porque quiero que vivas para mí eternamente.”
EN MEMORIA DE ABUELITA
A DOS AÑOS DE HABER INICIADO EL VUELO…