sábado, 24 de mayo de 2014

LAS OTRAS HUELLAS

por ralero


Una noche en sueños vi que con el Señor caminaba
junto a la orilla del mar bajo hermosa luna plateada.
Soñé que en los cielos veía toda mi vida representada
en celestiales escenas que en silencio contemplaba.

Dos pares de firmes huellas en la arena iban quedando,
mientras con el Señor iba cual amigos conversando.
Miré atento hacia atrás esas huellas reflejadas en el suelo,
pero algo extraño observé y me invadió gran desconsuelo.

Observé que algunas veces al reparar en las huellas,
en vez de ver los dos pares veía solo un par de ellas.
Observaba también yo que aquel solo par de huellas,
se advertían mayormente en mis noches sin estrellas
en los días de mi vida llenos de angustia y tristeza,
cuando el alma necesita más del consuelo y fortaleza.

Después pude notar, no sin alguna extrañeza,
que no había huellas en las peores escenas,
mi desconsuelo fue mayor y me llené de tristeza
al no ver en esos tramos ni las mías ni sus huellas.

Pregunté triste al Señor:

"Señor, ¿no has prometido tú que en horas de aflicción
siempre a mi lado estarías dando muestras de tu amor?
Pero noto con tristeza que en medio de mis querellas,
cuando más aflige el dolor hay solo un par de huellas.
¿Dónde están las otras dos que indican tu compañía,
cuando las tempestades si piedad azotaban la vida mía?"

"Y en aquellos momentos cuando todo estaba peor,
cuando no había luna ni estrellas de noche,
y en el día nublado no se asomaba el sol,
ninguna huella aparece, ¿dónde estabas, Señor?"

Y el Señor me contestó con ternura y compasión:

"Escucha bien, hijo mío, comprendo tu confusión,
siempre te amé y te amaré y en tus horas de dolor
siempre a tu lado permanezco para mostrarte mi amor."

"Más, si en ocasiones ves solo dos huellas al caminar
y no puedes ver las otras dos que se deberían reflejar,
es que en tu hora afligida, cuando flaqueaban tus pasos,
era tu ángel de la guarda quien te llevaba en sus brazos."

"Y en aquellos momentos que era imposible el andar,
cuando todo indicaba que ya no podían seguir,
y ninguna huella se ve en la arena frente al mar,
es que en mis brazos cargaba yo a tu angel y a ti..."




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