El mensaje era claro: “Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.”
Así que una vez que me negué
a mi mismo me dirigí en seguida a tomar mi cruz. No batallé mucho en encontrar por
internet un sitio donde vendían cruces: www.tucruz.com,
así que entré a la página en la cual, tras una breve descripción de su
historia, su visión y su misión, abrió una pantalla con un listado de los productos
que ofrecía: cruces de pared, cruces para colgarse al cuello, cruces en pines,
carteles con cruces y, finalmente, cruces para cargar.
Rápidamente entre en esta
opción y ante mis ojos se desplegaron opciones de cruces a la medida.
Para empezar, había dos
opciones: MADERAS BLANDAS/LIVIANAS ó MADERAS DURAS/PESADAS. Dudé un poco pero
definitivamente escogí la primer opción, si la madera era blanda o liviana no
me lastimaría tanto al cargarla y así podría resistir más tiempo haciéndolo. En
seguida apareció la siguiente descripción:
“MADERA BLANDA/LIVIANA. Engloba a la madera de los árboles
pertenecientes a la orden de las coníferas y otros de crecimiento rápido. La
gran ventaja que tienen respecto a las maderas duras, es su ligereza y su
precio mucho menor. No tiene una vida tan larga como las duras. La manipulación
de las maderas blandas es mucho más sencilla, aunque tiene la desventaja de
producir mayor cantidad de astillas. La carencia de veteado de esta madera le
resta atractivo, por lo que casi siempre es necesario pintarla, barnizarla o
teñirla.” OPRIMA AQUÍ PARA CONFIRMAR.
Confirmé la selección
haciendo click sobre las palabras subrayadas.
Después aparecieron dos posibilidades:
MADERA LIJADA O PULIDA ó MADERA RÚSTICA. Obviamente escogí la madera lijada, de
lo contrario al cargar la cruz, ésta podría rasgar mi ropa o herirme la piel.
Tras algunos segundos en que
la compu cargaba la información aparecieron otras dos opciones: ACABADO CON PINTURA CERRADA ó ACABADO A BARNIZ O MANCHA (veta de madera aparente). Aunque
las opciones incluían algunas fotos de cruces con el acabado correspondiente y
la pintura cerrada se veía realmente muy bien y muy moderna, me incliné más por el
acabado en el que se viera la veta de la madera, pensé que probablemente en la época
de Jesús las cruces eran con la veta de la madera aparente y, si quería
seguirlo, debía hacerlo lo más cercano a su ejemplo.
Seleccioné la opción “Acabado
a barniz o mancha (veta de madera aparente)”. En seguida aparecieron estas cuatro
opciones:
PINO. Del género de plantas
vasculares (generalmente árboles y raramente arbustos), pertenecientes
al grupo de las coníferas y, dentro de éste, a la familia de las pináceas, Es una Madera muy resinosa, acusándose muy bien los anillos
anuales de crecimiento por el color rojizo de los de primavera. La albura es
blanca amarillenta y el duramen, rojo. Su densidad oscila de 0,5 a 0,85,
según la mayor o menor espesura en que han crecido.
ABETO. Género de árboles de la familia de las pináceas, dentro de las coníferas. Debido a que estas especies no tienen cualidades
de resistencia a los insectos o a la putrefacción después de ser talados, se
dedica generalmente a la carpintería interior, Esta madera expuesta al
exterior dura entre 12–18 meses, dependiendo del tipo de clima al que se
exponga.
CEDRO. Género
de coníferas pináceas, pueden vivir más de 2000 años. La madera
fue muy utilizada como material de construcción; tiene la cualidad de ahuyentar
a insectos y gusanos, y un olor peculiar. Por ser una madera bastante frágil,
su empleo en carpintería es muy limitado. Sus propiedades de imputridez lo
hacen idóneo en la construcción naval y la fabricación de sarcófagos. El cedro ―erez en hebreo―
es el árbol más citado de la Biblia.
CIPRES. Conífera de hoja perenne. Poseen un tronco recto y de corteza delgada en la que se forman fisuras
longitudinales. Su madera es de color pardo amarillento claro, de textura fina y,
generalmente, de grano recto; no es resinosa y suele desprenderse de ella un
aroma similar al del cedro.
Leí detenidamente cada opción.
Descarté el pino de inicio por ser una madera muy común (aunque por lo mismo de
menor precio, pero yo no iba reparar en costos tratándose de seguir a Jesús); eliminé
el abeto por su corta durabilidad, necesitaba algo que aguantara más; en cuanto
al cedro, me entusiasmó el hecho de que su árbol viviera mas de 2000 años y que
tuviera referencias bíblicas, en especial el cedro del Líbano, pero me desaminó
que fuera una madera frágil.
Finalmente me decidí por el
ciprés. Me gustaron su fisuras longitudinales, su textura fina (que sería
agradable al cargar la cruz), el hecho de que no fuera resinosa y el aroma que
desprendía, lo cual aliviaría un poco su carga.
Convencido de mi elección di
click en la opción. Enseguida apareció un mensaje:
“ESPERE UN MOMENTO MIENTRAS PROCESAMOS SU PEDIDO”
Tras uno o dos minutos de
espera, se desplegó un nuevo mensaje en la pantalla de mi compu:
“Lo sentimos.
No contamos con existencia del producto seleccionado. Si desea colocar el
pedido en lista de espera haga click aquí.”
Obvia decir que me molestó
mucho que no tuvieran en existencia el tipo de cruz que quería. Molesto, cerré
la página y apagué la computadora. Lo que más me molestaba era que no podría seguir
a Jesús, pues no tenía mi cruz para hacerlo. No pude evitar emitir algunos
improperios a la compu, a la compañía, a www.tucruz.com, a mi suerte...
Salí de la casa dando un
portazo.
Deambulé por las calles de
la colonia pensando cómo podía hacer para conseguir mi cruz y seguir a Jesús. Sin
darme cuenta llegué al atrio de la iglesia. Ya más tranquilo, entré al templo,
principalmente para pedirle perdón a Dios por mi reacción al no encontrar disponible una cruz para mi, y para decirle que, sinceramente. yo quería seguirle pero
las circunstancias no lo estaban permitiendo.
Me persigné al entrar y
caminé con la cabeza baja por el pasillo central. Llegué a la tercera fila y me hinqué en el reclinatorio de la banca.
“Jesús” le empecé a decir “perdóname
por mi reacción de hace un rato, pero estaba tan ansioso de tomar mi cruz y
seguirte que…”
entonces levanté mi cara y abrí mis ojos…
y lo vi allí…
frente a
mi…
sobre el altar…
con su cara inclinada y sus brazos abiertos…
clavado en la
cruz…
Entonces fue cuando entendí el
mensaje.