viernes, 11 de noviembre de 2016

LAS DEMÁS HUELLAS

por ralero


Una noche en sueños caminaba al lado del Señor
bajo una hermosa luna plateada junto a la orilla del mar. 
En el cielo veía mi vida representada, al detalle pormenor 
en escenas celestiales que en silencio podía contemplar. 

Dos pares de firmes huellas en la arena iban quedando,
mientras con el Señor iba cual amigo caminando. 
Miré atento hacia atrás esas huellas en el suelo reflejadas ,
y algo extraño observé mientras de sorpresa me llenaba. 

Observé que algunas veces al reparar en las pisadas,
en vez de ver los dos pares veía solo un par de ellas.
al ser momentos difíciles, noches sin estrellas,
pude notar que en el camino era el Señor quien me cargaba.

Sin embargo pude ver que en repetidas veces, 
no era un par de huellas, ni dos las que en el camino había
sino, para mi sopresa, la cantidad iba con creces
y eran acompañadas por gritos y algarabía. 

Todas mis pisadas se perdían entre ellas 
y las del Señor no distinguirlas lograba; 
al no ver en esos tramos ni las mías ni sus huellas
pregunté al Señor, lo que me intrigaba:


"Señor, tú prometiste que siempre conmigo estarías 
y por las huellas del camino veo que así ha sido, 
pero en esos momentos que muchas personas había
no veo tus huellas, indicando que estás conmigo; 
aunque de gente que va y viene estoy rodeado 
y reinan en todo momento gritos de alegría
no veo, Señor, que estés  a mi lado, 
no veo conmigo tu compañía..."

Y el Señor me miró como suele hacerlo
cuando, como siempre, tiene la razón, 
y me dijo con mucha ternura y compasión:

"Escucha bien, hijo mío, comprendo tu confusión,
siempre te amé y te amaré y en tus horas alegría 
y en los momentos de dolor
siempre a tu lado permanezco para mostrarte mi amor."

"Más, si en ocasiones ves más de dos huellas al caminar,
unas que vienen y otras que van; 
y no puedes distinguir las nuestras que se deberían reflejar,
se trata de aquellos momentos que ya no sueles recordar: 
en la hora del recreo mientras la escuela, 
por las tardes, después de hacer la tarea,
los sábados que clases no había, 
o las noches frente al atrio de la iglesia,
estabas tú jugando con tus amigos y compañeros
un futbolito en el recreo o retas de solo un gol,
si no ves mis huellas ni la tuyas
es que tú eras un equipo con ellos, 
el que cuidaba sus redes, tras ustedes, 
el último hombre, el portero, era Yo."




Dedicado a Glafiro Méndez Mora, "Pilito"