"La pequeña, Ruth" como me dijo mi madre que le decía mi padre, nació un 14 de mayo de un año que
no puedo acordarme (probablemente no lo sé). Aunque su nombre verdadero
es Röth, alias Röthbuster, fue bautizada, a instancias de papá, con el nombre
de Ruth[1], nombre de
origen bíblico llevado por un personaje que aparece en el libro que recibe su
nombre (Libro de Rut) cuyo significado es: “compañera”(esto sí que no lo
sabía). El libro de Rut, es el octavo de la Biblia y uno de los más cortos.
Rut era de origen moabita, pero casada con un israelita que se expatría huyendo
de la miseria. Se la cuenta en la genealogía de Jesús, según el Evangelio de
San Lucas. Era la bisabuela del Rey David (el de las mañanitas). El
libro termina precisamente con una genealogía que acaba en él.
Ruth, alias Ruthsie, alias
Ruthno, alias Röth, alias Röthbuster, es Técnica en Rehabilitación Física por
la Universidad Autónoma de Nuevo León, Licenciada en Educación por la
Universidad Regiomontana y se desempeña como maestra en el Colegio San
Patricio.
Ruthsie,
su nombre artístico, creció prácticamente sin conocer a papá. Desgraciadamente,
como todos, creció con la necesidad de él, pero a lo mejor lo que la salvó de
tener menos traumas es que no convivió con él, o mejor dicho, no recuerda su
convivencia con él debido a que era muy chica. Papá murió en 1973, creo que
Ruth nació en el 70.
Yo creo que el hecho de
enfrentarse a un mundo en el que todos tenían papá y ella no, y no tener
recuerdos de él hizo que ella se convirtiera en una persona muy realista. Esto
es algo que me gusta de ella, casi siempre tiene un punto de vista objetivo de
la realidad o de las circunstancias o de los hechos que se viven o se comentan.
Esto hace que generalmente le llamé fríamente a las cosas por su nombre.
El primer
recuerdo que tengo de Rüth está asociado con la primera vez que ví a mamá
llorar, fue en la casa de Cataluña, cuando Ruth, por razones que aún
desconozco, se convulsionó. Recuerdo que mamá estaba sentada con mi hermana en
brazos en la orilla de la cama del cuarto de las niñas que daba hacia la puerta
del pasillo; mamá le hablaba, la movía, le gritaba, la estrujaba para que
volviera en sí.
Incluso tuvo que
llegar a los golpes, propinándole una dote de cacheteadas guajoloteras, acción
en la cual tuve que ayudarle yo pues no había reacción alguna, luego ayudó
Cokis usando la técnica de Karate Kid II y, finalmente, Alfredo, quien además
de sus manos haciendo acopio de su inquietud futbolista, propinó una serie de
patadas, chilenas y cabezazos (hasta de taquito, caón...) buscando que Rüth
se alivianara. Bueno, en realidad no es cierto lo de las cachetadas ni por
mamá, ni por mí o alguno de mis hermanos, es que no pude evitar escribir la
imagen de película que pensé al recordar la escena. Sin embargo, aún recuerdo
el gesto de desesperación y angustia de mamá, imborrable ahora en mi mente. No
recuerdo si Ruthsie reaccionó o si le dieron alguna medicina o se la llevaron
para procurarle atención médica. Al final todo salió bien, pero mi hermanita
quedó así desde entonces.
Ruthno, su nombre no
artístico, siempre fue de chiquilla, de perro una patilla (quedo en verso
sin esfuerzo). Generalmente vivía en casa de sus amigas de la colonia y
casi nunca estaba en la casa durante el día. La recuerdo sobre todo a la hora
de comer y a la hora de cenar, por los platillos especiales que solicitaba como
sagrados alimentos y que, más de una vez, fueron objeto e inicio de pequeños
incidentes familiares.
Otra cosa que me acuerdo, es
que no recuerdo haberla visto hacer la tarea nunca, supongo que sí la hacía o
lo hacía en casa de sus amigas o algo así, puesto que cursó todos los grados de
primaria y secundaria (quizá bajo la sombra de sus hermanas, pues creo que
nunca fue de sus preferencias ir a la escuela). Bueno, en realidad, creo
que solo me acuerdo de Röck y de Rön haciendo sus respectivas tareas.
Ruth formó parte de la
última generación de la raza de la colonia, que eran los hermanos menores de
nuestra generación. Hasta hace relativamente poco supe que la explosión de una
caldera para calentar asfalto que estaba en Marsella que utilizaban para
impermeabilizar la casa del playboy italiano, corredor de autos, fue debido a
esta pequeña pandilla de pícaros: Ruth, Silvia, Javier (sí, la Farrita)
y demás secuaces le estuvieran tirando piedritas (o piedrotas, vaya usted a
saber) y demás objetos extraños a la caldera un fin de semana, ésta hizo
explosión una vez que fue encendida el lunes siguiente, para proseguir con los
trabajos, al sobrecalentar las rocas en cuestión.
Una gran columna de humo se
irguió sobre el sur de la ciudad, tras un sonoro y grave estruendo que atrajo,
además de casi todos los vecinos de la colonia, una o dos unidades de bomberos,
quienes apagaron el siniestro que, salvo aquellos niños inquietos, nunca nadie
supo cómo se inició. A Dios gracias, no hubo desgracias personales que
lamentar, pero ese tramo de la calle, desde el límite de la casa del playboy
hasta la casa de nosotros, quedó pintada o repintada de color asfalto durante
mucho tiempo, hasta que la volvieron a recarpetear.
Tal vez porque en su
infancia vivía casi siempre fuera de casa, Ruth fue siempre la compañera de
viaje de Cokis. Generalmente Röck organizaba todo el viaje, comentando lo
indispensable con Röth, y ésta se acomodaba con sus ahorros respectivos al
itinerario a recorrer por tal o cual continente[2].
Admiro mucho esto de mis carnalas, el que se fueran solas de viaje cada año, no
sé cuántas veces a la caza de (¿hombres?) aventuras en países lejanos y
exóticos. Sin olvidar todo aquel raudal de recuerdos, camisetas, detalles (hasta
cheve me llegaron a traer) y el infaltable imán para el refri de Marsella,
que nos obsequiaban al regreso de su travesía por aquellas tierras lejanas.
Me gusta mucho de Ruth su
actitud de que todo se le resbala, no se preocupa mucho de las cosas, sino que
busca la solución cuando éstas se tornan en problemas.
Al igual que Röck, Ruthsie
se fue también a los Estados Unidos a trabajar/estudiar. Creo que primero se
fue con Cokis a San Antonio y, posteriormente, se fue con unas amigas a Georgia
o por esos rumbos y se desempeñó en el ramo de su profesión. Me siento
orgulloso de que ambas hayan decidido tomar esa experiencia ya que denota un
toque de responsabilidad que, si no lo tienes, allá lo adquieres. Yo siempre
quise estudiar o trabajar fuera, pero nunca se dieron las circunstancias para
ello sino hasta ya casado, recién nacido Sebastián.
Creo que ni Cokis ni Ruth
necesitaban salir a trabajar fuera, pero el hecho de hacerlo es algo que
admiro.
Ruth, al igual que mis otras
dos hermanas, siempre ha sido una buena amiga. Y cuando tuvo que tomar una
decisión para cambiar su forma de vida para fundar una familia, realizó las
acciones necesarias para hacerlo. Eso es digno de admirarse.
Yo, la verdad, tenía mis dudas
cuando se decidió por el camino del matrimonio con su actual esposo pues tenían
poco tiempo de conocerse; de igual manera, creo que nunca he interferido en la
vida de mis hermanos (ni creo que lo haré, y no por no meterme en problemas
o porque no me interese en sus vidas, sino porque no he considerado que haya sido
necesario). Una tarde hablamos ella y yo al respecto, y me di cuenta de que
mi hermanita menor era ya una mujer hecha y derecha.
Una noche días antes de su
boda (no recuerdo si fue antes de hablar con ella o después) soñé que papá me
decía que debía en su nombre entregar a Ruth el día de su boda. Fruto de ese
sueño escribí esta canción que interpreté para ella en una despedida para los
novios, organizada por Röck:
A
mi pequeña Ruth
“A mi pequeña,
a quien tan poco tiempo tuve en mis brazos
y en su primer cumpleaños llegué con pastel, piñata
y regalos.”
“A la pequeña Ruth,
como le decía en esos tiempos,
quien me acompañaba caminando a dejar a Conchis al
colegio.”
“A mi pequeña,
la última gota de mi vida,
quien llegó cuando yo me iba, la más pequeña de mis
hijas.”
“A mi pequeña,”
-me ha dicho papá en sueños-
“quiero la entregues en mi nombre
a quien ella ha elegido como hombre
para que la ame
y la haga feliz.”
ralero
Diciembre de 2004
Hoy, que mi pequeña hermana
cumple años me dí a la tarea de rescatar este escrito de hace algún tiempo. Me
parece que, con este cumpleaños, Ruth inicia oficialmente una nueva etapa en su
vida creciendo como mujer y como profesionista, pero sobre todo como madre del
tremendo Alex y de Kimbo (no se si así se escribe), y rodeada, como siempre, de
su familia.
Estoy orgulloso de mi
hermanita Ruth (y de todos mis hermanos) y deseo que el día de hoy sea un gran
cumpleaños, que este año que inicia este lleno de éxitos y alegrías, y que Dios
la bendiga al igual que a su hijo, hoy y siempre.
¡Feliz cumpleaños,
pequeña…!!!
[1] Ruth,
otras fuentes afirman que el nombre de Ruth proviene de una vecina con tal
nombre que, aparentemente, le gustaba a papá. Aún se ignora si lo que le
gustaba a mi padre era el nombre o la vecina.
[2] Ruth
dejó de formar parte de ese dúo de exploradoras mexicanas al tiempo de contraer
matrimonio, cuyo marido conoció precisamente en un viaje de vacaciones a una
playa nacional.