Es de pocos conocida la importancia que tuvo el día martes para el despegue de la economía del cereal en la dieta del mexicano. La trasnacionales de alimentos que ofertaban los cereales no lograban penetrar en el gusto de las familias mexicanas para convencerlas de las “ventajas” en la rapidez, lo nutritivo y lo económico que era desayunar un cereal en lugar del consabido almuerzo que se acostumbraba en los hogares mexicanos.
Y fue la misma idiosincrasia del mexicano la que catapultó la colocación, en el gusto del paladar mexicano, de los cereales en caja.
Como sabemos, el lunes es un día difícil para el país, después de un fin de semana generalmente fiestero la levantada del lunes es tremendamente difícil para el pueblo, y ya después de levantado, la jornada se hace larga al vivirla con desgano por la falta de descanso, ocasionando el poco rendimiento en las labores. Los lunes la mayoría de la gente no le pone ganas a lo que hace... no le pone huevos...
Esto llegó a oídos de las gallinas, que vivían relativamente cerca de los humanos, y pensaron: “si los humanos no le ponen huevos al lunes, pues nosotras tampoco...” y empezaron a dejar de poner es ese día, esto afectó también a los gallos que, afectados en su vida marital, dejaron de cantar las mañanas de los lunes, contribuyendo, sin querer, al “reforzamiento” del ahora “san Lunes”.
¿Qué tiene que ver todo esto con el cereal? Pues que los martes el país amanecía sin huevos (pero ahora sí, literal) pues las gallinas no habían puesto el día anterior, esto abrió la brecha para introducir, subrepticiamente, el cereal en el desayuno del martes, apoyados por una baja en el precio del forraje para alimento de las vacas, para que éstas produjeran más leche y pudieran producir la necesaria por el aumento que ocasionaría el consumir un plato de cereal.
Del desayuno del martes se pasó también a la merienda y a la cena; por la rapidez de la preparación se extendió a más días y así, sucesivamente el cereal fue sustituyendo a los huevos con chorizo, huevos con jamón, huevos a la mexicana, papas a huevo, etc. Todo ello con frijolitos y tortillas de harina, afectando, también, a la industria frijolera. De ahí que, por la baja en el consumo del frijol, se comercializaron menos bolsas de kilogramo y se introdujeron los "pots" de frijol pre cocidos.
Fue así como el martes y las gallinas, aunque en el fondo fue el mismo mexicano, hicieron que el cereal creciera como el platillo del desayuno en la mesa familiar mexicana.
Enviado desde el iPhone de ralero
arquitecto, músico, poeta y loco