lunes, 5 de junio de 2023

LA DENDRITA

por ralero /221029 

La situación estaba crítica. 

El cerebro era víctima de una obstrucción en alguno de sus vasos sanguíneos y, si no era desbloqueado a tiempo podría morir, trayendo consigo la muerte total del cuerpo… 

 La neurona del conocimiento, que todo lo sabe y lo que no lo inventa, convocó a todas las neuronas del cerebro a una reunión extraordinaria, en el lóbulo frontal de la cabeza, a la cual acudieron las representantes de todos los tipos de neuronas. Fue como un pequeño éxodo neuronal, donde se podía apreciar cómo desde el cerebelo y el hipotálamo, desde el hipocampo y las áreas de Broca y de Wernicke, y desde todos los lóbulos del cerebro iban moviéndose las células hacia el punto de reunión.  

“Hermanas neuronas” comenzó a decir la neurona del conocimiento “como ya deben saber, el cerebro, nuestro hogar, está sufriendo una crisis isquémica que pone en riesgo el funcionamiento del mismo cerebro y, por consiguiente, la vida misma del cuerpo…”. 

Todas las neuronas hicieron silencio. 

“La única manera de evitar que el cuerpo muera, y el cerebro y nosotras con él, es desconectar esa parte del cerebro para que la obstrucción quede en un lugar sin vida y ya no afecte al resto de nosotras.” “Es una situación difícil y complicada” continuó diciendo “y tenemos que pensar bien en la solución… yo con gusto me desconectaría, pero al ser la neurona del conocimiento, al sobrevivir el cuerpo se quedaría sin el conocimiento y todo lo que eso implica…” 

“Te entiendo” dijo la neurona de la vista “eres importante para el cuerpo y, tal vez me veo mal al decirlo, creo que yo también soy importante, sin mí, el cuerpo perdería la vista y su vida se complicaría…” 

 “Creo que yo tampoco sería buena candidata” dijo la neurona de la capacidad motriz “sin mí el cuerpo quedaría paralizado y complicaría más su vida…” 

 Y así, una a una cada tipo de neurona iba exponiendo su razón en base a la capacidad que controlaba del cuerpo, hasta que terminaron de hablar y volvió a reinar el silencio… 

 “¡Lo haré yo!” se escuchó de pronto desde el lado izquierdo del cerebro y todos voltearon hacia la voz… Era la neurona de la creatividad: “he escuchado a cada uno de ustedes y pienso que tienen razón…” continuó diciendo la neurona “y creo que lo mejor para el cuerpo es que sea yo quien me desconecte, al fin y al cabo, yo solo escribo cuentos y poemas y compongo canciones, pero, bueno, finalmente lo que escribo está más o menos y las canciones no son tan buenas… no soy vital para que el cuerpo funcione bien...” 

 Se empezó a escuchar un murmullo entre todas las neuronas, comentando lo que la neurona de la creatividad acababa de decir y la mayoría concluía en que tenía razón… No en lo referente a los cuentos o poemas, mucho menos en las canciones, sino que, realmente la neurona de la creatividad podría faltar y su afectación no sería tanta para que el cuerpo siguiera viviendo. 

 “Creo que hablo por todos” intervino la neurona del conocimiento “al decirte que estamos muy agradecidos por tu decisión y entrega, y estamos muy orgullosos de ti…” mientras el resto de las neuronas le transmitían mensajes de agradecimiento y solidaridad a la neurona de la creatividad, “pero les recuerdo” continuó diciendo la neurona del conocimiento “que las neuronas no podemos desconectarnos solas, no podemos autodestruirnos…” 

 “Yo voy con ella” dijo la dendrita “hemos estado juntas por todo el tiempo que llevamos viviendo en este cuerpo compartiendo estímulos e impulsos, sinapsis y axones… Si la neurona creativa se va, yo me voy con ella…”. 

 Volvió a reinar el silencio. 

Entonces la dendrita extendió su mano, la neurona de la Creatividad la tomó y, juntas, empezaron a caminar hacia el extremo donde el cerebro sufría la obstrucción y, lentamente, fueron soltando la conexión con el resto de dendritas y neuronas del cerebro hasta que, finalmente, la neurona de la Creatividad y la dendrita quedaron sin vida. 

El cerebro reaccionó y poco a poco fueron regresando las señales de comunicación a todos los órganos y partes del cuerpo… 

 … 

 -Ya despertó- dijo la enfermera. 
 - ¿Signos vitales? - preguntó el doctor. 
 -Todos bien y estables- contestó la primera. 
 - ¿Sabe usted dónde se encuentra? - preguntó el doctor al paciente. 
 - En ... el hospital…- dijo el hombre algo confundido. 
 - ¿Cuál es su nombre? – inquirió el galeno. 
 - ¿Mi nombre? – dijo el paciente – Rafael Valero de Torres… 
 - Háblenle a su esposa, el paciente ha regresado… 

 … 


 LOS ACONTECIMIENTOS PREVIAMENTE NARRADOS SON FICCIÓN PURA (o al menos pretenden serlo). CUALQUIER SEMEJANZA CON LA REALIDAD ES DELIBERADA COINCIDENCIA. LOS NOMBRES HAN SIDO CAMBIADOS PARA PROTEGER LA IDENTIDAD DE LOS PERSONAJES. 

NO SE DAÑÓ O LASTIMÓ A NINGUNA DENDRITA, NEURONA O PACIENTE DURANTE LA REALIZACIÓN DE LOS HECHOS.