martes, 12 de noviembre de 2013

LA PIEDRA BOLA

por ralero

 

 
En un remanso del Río Serpenteante, muy cerca ya de su desembocadura en el Gran Océano, se encontraba un guijarro de río conversando con una minúscula arena de playa sobre la vida de cada una.

 
Podría decirse que hablaban de la vida "a tiro de piedra".

 
De pronto llegó a ellas, llevada por la corriente, una piedra bola redonda casi a la perfección, de una brillante blancura, causando que las pequeñas piedras y muchas de su alrededor se maravillaran de tan singular aparición.

 
Si las piedras celebraran la navidad colocando un pino, hubieran dicho que esa piedra era más bien una hermosa esfera blanca de Navidad (por cierto, ¿has visto alguna vez una esfera blanca en Navidad?).

 
"Mira" dijo la arena al guijarro "que piedra tan bonita, casi perfecta diría yo". El guijarro volteando hacia la visitante asintió comentando "si, parece hija de la Luna" y agrego "me hubiera gustado nacer así...".

 
La piedra bola, que había alcanzado a escuchar los comentarios, detuvo su andar y se les acercó. "Hola" les dijo saludándolas "alcancé a escuchar lo que decían, pero dime guijarro ¿por qué te hubiera gustado nacer así como soy?"

 
El guijarro sin pena de por medio le contestó: "pues es que yo soy una piedra irregular con muchos lados y aristas en cambio usted es casi perfecta..."

 
"Pues debo decirte que tú has nacido como yo" le interrumpió la piedra bola "yo era una piedra irregular que tras un derrumbe en la montaña caí casi donde nace el Río Serpenteante y desde las altas cimas he venido corriente abajo desde hace mucho tiempo y a raíz de los golpes con la orilla, con el piso y con otras piedras, y como resultado de la fricción del agua, en los rápidos y las cascadas mi superficie se ha ido conformando, puliéndose todas mis aristas y dejándome casi como una esfera..."

 
"Entonces" terció la arena "usted, ¿no nació así...?"

 
"¡Claro que no!" le contestó la piedra bola esbozando una sonrisa "así me ha curtido la corriente del Río Serpenteante"

 
"Entonces" preguntó tímidamente el guijarro "¿yo puedo llegar a ser como usted...?"

 
"Sí" le dijo la piedra bola con un tono solemne pero amigable, "si no te dejas vencer por los golpes y no te dejas intimidar por la fuerza y el estruendo de la corriente o la altura de la cascada..." y, concluyendo, les dijo: "ustedes pueden llegar a ser lo que más deseen si se atreven a recorrer sin temor por el Río de la vida..."

 
Y dándoles unos pequeños golpes de ánimo continuó su andar por el Río Serpenteante buscando llegar a su meta: perderse en la inmensidad del Gran Océano para llegar a ser, por siempre, uno con él.

 

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