lunes, 5 de enero de 2015

EL NACIMIENTO DE FERNANDA

por ralero



El Día de Reyes[1] del año 2000, teníamos cita con el ginecólogo a las 8 de la mañana. Creo que el plan era asistir a la consulta y, posteriormente, mi adorada esposa se quedaría en casa de su madre mientras yo me iría a trabajar en las distintas obras que tenía por ese entonces.

Tras la revisión médica correspondiente, el doctor indicó unos análisis que se hicieron ahí mismo, en el Ginequito, y tras los cuales el galeno indicó que nos quedaríamos en el hospital para recibir a nuestro bebé (esa noticia me dejó un doble impacto ya que, por un lado, deseaba que nuestra hija naciera el 12 de enero y por el otro, la urgencia que se presentaba de que era necesario que naciera ese día).

Mi adorada esposa le habló por teléfono a mi querida suegra para avisarle y yo hice lo mismo con mi respectiva madre.

Frente al teléfono público de la sala de espera marqué el mismo número telefónico, que estaba a nombre de mi padre, desde que se contrató.

Al otro lado de la línea contestó mi santa madre de Dios hija, la saludé, le dije que estábamos en el hospital y mi voz, que pocas veces desobedece mis órdenes para comunicar mis pensamientos al exterior, rompió en sollozos; mis ojos, que generalmente obedecen mis indicaciones para mirar los objetos y seres de la creación, se llenaron de una especie de líquido compuesto 85% por agua, un gran contenido de glucosa y, en menores proporciones, albúmina, globulina, lisozima, sodio y potasio; todo esto secretado por la glándula lagrimal.

Mi adorada esposa, con una paciencia e impaciencia a la vez (si esto es posible) tomó el auricular y completó por su sentimental esposo la llamada: “Suegra, nos vamos a quedar en la maternidad para que nazca el bebé...”

Entró mi esposa a trabajo de parto esa mañana y durante toda ella. Al entrar la tarde, fue programada para quirófano. A las 17:21 hrs de ese día, se abrieron las puertas del cielo y de él bajó el angelito más hermoso de todos los tiempos.

Fernanda nació en el momento justo, tenía el cráneo un poco inflamado ya que en su intento de salir se giró de más y estuvo chocando contra la pelvis de su madre y tenía ya sufrimiento fetal, pues estaba ya haciéndose poposita.

Gracias a Dios todo salió bien, la cabeza tomó su forma normal pero esa inflamación le afectó el habla, por lo que empezó a hablar a temprana edad y desde entonces no ha dejado de hacerlo.

Y así tuve la oportunidad de mirar el milagro de la vida y admirar el milagro del amor. Gracias, Señor.

Hoy, quince años después, no puedo evitar que mis ojos se humedezcan de nuevo, no me canso de escucharla hablar y no dejo de agradecer a Dios el inmenso regalo que nos envió ese Día de Reyes.

¡Felices quince, Fernanda...!!!












[1] En Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de un grupo de magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad. Fernanda nació un mismo día en que nació su bisabuelo, abuelito de Gaby, Don Baltasar lo cual tiene un gran significado para nosotros. El padre de Fer inmortalizó su nacimiento con la estrofa: “Naciste un día de Reyes y fuiste una princesa, aunque eres una reina para mami y para mi...” de la rola: BIENVENIDA AL TERCER PLANETA.





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