sábado, 20 de octubre de 2012

ESTE AÑO DE LA FE

por ralero

 
Soy un hombre de poca fe.

Me suelo hundir en el agua cuando me piden que salga de la barca; generalmente quiero mandar a la gente a su casa cuando solo hay tres panes y dos peces.

La mayoría de las veces me quedo dormido cuando hay que orar y casi siempre dudo en echar las redes del lado que me lo sugieren cuando logro pescar nada.

Lo reconozco. Soy hombre de una fe pequeña.

Prefiero rodear la montaña en lugar de ordenarle que se mueva y la mostaza no es de mi preferencia y ni siquiera conozco su semilla. No me basta con tocar la punta de su túnica, requiero más bien de un gran abrazo; y aunque definitivamente “no soy digno que El venga a mí”, con dificultad (y no porque no pueda ser sanado por El) atino a decir: “pero una palabra tuya para sanarme…”

Ha venido a bien la proclamación de este Año de la Fe, quizá el Papa me sabe algo.

Con indulgencia o sin ella, solo le pido a Dios me ayude a acrecentar mi fe, al menos lo suficiente, para poder decir “sí, así es” antes de que el gallo cante tres veces.

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