lunes, 16 de septiembre de 2013

EL GRITO

por ralero


Como ya hace algunos años, ayer nos reunimos en familia en casa de mi santa madre de Dios hija para celebrar un aniversario más de la independencia de México. Aunque los niños estuvieron jugando por toda la casa y los adultos nos reunimos alrededor de la mesa platicando y mirando por TV el canal de la UANL, mientras se llegaba la hora de la ceremonia del grito de independencia.
 
Al acercarse las 23:00 horas, estuvimos localizando alguna emisión local, pues aunque no es de nuestro gusto el gobernador del estado, preferíamos verlo en lugar del presidente, sobre todo porque en la macroplaza, donde se realizaría la ceremonia, amenizaría Intocable y preferíamos verlos a ellos.
 
Grande fue nuestra sorpresa cuando nos dimos cuenta que la ceremonia del grito del zócalo, se trasmitía en cadena nacional, por lo que tuvimos que aguantarnos y ver dicha trasmisión. Cuando empezó la ceremonia y al entrar la escolta enarbolando nuestra enseña patria (bueno, es domingo ¿no?) les hablamos a los niños a la cocina, donde estábamos reunidos, para ver todos la ceremonia.
 
Salió el presidente al balcón, dio algunas campanadas y luego pronunció la "arenga" tradicional que recuerda la que, en su momento, gritara Miguel Hidalgo en el pueblo de Dolores (hoy Dolores Hidalgo Cuna de la Independencia Nacional) a la que toda la familia, niños y adultos, respondimos con ¡vivas! en crescendo; luego el presidente tomó la bandera y la blandió ante quienes acudieron al evento. Posteriormente se entonó el Himno Nacional, el cual cantamos todos solemnemente.
 
Terminada la ceremonia, volvimos a nuestro festejo familiar mientras comentaban algunos de los miembros el evento de la presidencia:
 
"Que grito tan más agüitado, si lo iba a leer al menos le hubiera puesto más ganas, más emoción..." dijo una de las niñas.
"Creo que estos diez minutos de mi vida, nunca los voy a recuperar", dijo otra.
 

 
Y sí. A mi me pareció un grito sin ganas de gritar, una ceremonia de compromiso (o sin compromiso) quizá fue la lluvia o el ambiente que flotaba en el DF tras el desalojo del zócalo, pero de las ceremonias que últimamente hemos vivido en familia, ésta ha sido la peor.
 
Hoy 16 de septiembre me di a la tarea de comparar la ceremonia del 2012 con ésta del 2013 y sí noto yo alguna diferencia.
 

 
Pude notar que, en efecto, el presidente Peña lee "cuidadosamente" las frases o los nombres de lo héroes; en la última ceremonia de Calderón (2012) también tenía el script bajo los micrófonos pero no se nota que los lee, incluso pienso yo que improvisa al gritar "¡Vivan los Bravo!" (Nicolás y Leonardo, su padre); y al blandir la bandera, Calderón lo hace de una manera vigorosa y entusiasta, mientras que Peña parece como si apenas puede cargar el símbolo patrio.
 
En fin, no pude dejar de escribir sobre esto. Trato de que no me ciegue mi falta de aprecio por el actual presidente, pero las últimas actuaciones de su gestión han hecho que aumente mi incredulidad (originada desde su candidatura) en su gobierno.

Como quiera que sea, a pesar de presidentes y partidos, soy orgullosamente mexicano y cada año en esta fecha gritaré mientras pueda: ¡Viva México...!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario