viernes, 9 de agosto de 2013

LAS OTRAS HUELLAS

por ralero



Una noche en sueños vi que con el Señor caminaba
junto a la orilla del mar bajo hermosa luna plateada.

Soñé que en los cielos veía toda mi vida representada
en celestiales escenas que en silencio contemplaba

Dos pares de firmes huellas en la arena iban quedando,
mientras con el Señor íbamos cual amigos conversando.
Miré atento hacia atrás esas huellas reflejadas en el suelo,
pero algo extraño observé y me invadió gran desconsuelo.


Observé que algunas veces al reparar en las huellas,
en vez de ver los dos pares veía solo un par de ellas.
Observaba también yo que aquel solo par de huellas,
se advertían mayormente en mis noches sin estrellas
en los días de mi vida llenos de angustias y tristeza,
cuando el alma necesita más del consuelo y fortaleza.


Después pude notar, no sin alguna extrañeza
que no había ninguna huella en las peores escenas,
mi desconsuelo fue mayor y me llene de tristeza
al no ver en esos tramos ni las mías ni sus huellas...

Pregunté triste al Señor:

-Señor, ¿no has prometido tú que en horas de aflicción
siempre a mi lado estarías dando muestras de tu amor?
Pero noto con tristeza que en medio de mis querellas,
cuando más aflige el dolor solo veo un par de huellas
¿Dónde están las otras dos que indican tu compañía,
cuando las tempestades sin piedad azotan la vida mía?

Y en aquellos momentos cuando todo estaba peor,
cuando no había luna ni estrellas en la noche,
y en el nublado día, no se asomaba el sol
ninguna huella aparece, ¿dónde estabas, Señor?

Y el Señor me contestó con ternura y compasión:

-Escucha bien hijo mío, comprendo tu confusión,
siempre te amé y te amaré y en tus horas de dolor
siempre a tu lado permanezco para mostrarte mi amor.

Mas si en ocasiones ves solo dos huellas al caminar
y no puedes ver las otras dos que se deberían reflejar,
es que en tu hora afligida cuando flaqueaban tus pasos,
era tu ángel de la guarda quien te apoyaba en sus brazos;

y en aquellos momentos que era difícil caminar,
y ninguna huella se veía en la arena frente al mar,
cuando todo indicaba que ya no podían seguir,
es que en mis brazos yo cargaba a tu ángel y a ti...

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