-Y cuando crean que todo está perdido, llegarás tu en una entrada triunfal y enseñarás a todos acerca del amor a Dios y al prójimo- decia el Padre entusiasmado...
-Papá-interrumpió el Hijo con un poco de pena- todo está perfecto, obvio, pero...
-Qué pasa Hijo, dime- le dijo el Padre mostrando toda su ternura.
-Es que...- vacilaba el Hijo y dirigió su vista al suelo mientras hacía líneas en la arena con su pie derecho-yo...
-Pedid y se os dará...-le dijo el Padre...
-Es que todos los hombres tienen una mamá y yo, pues... también quisiera tener una...
-Ah, ya veo... -dijo el Padre mientras se rascaba la barba del mentón- ¿Me creerías si te dijera que sabía que dirías eso?
-Claro, Papá -contestó el Hijo- Tú lo sabes todo...
-Pues bien, tendrás una mamá, es una buena mujer, he pensado en ella desde el principio de los tiempos... Se llama María y será tu Madre...
Y vio Dios que todo era bueno y envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido de Nuestra Madre.
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